martes, 23 de junio de 2015

EL SENDERO DEL AMOR POR LOS DEMÁS Y LO QUE NOS RODEA


Cada cual tiene una idea, una vivencia y una postura con respecto al amor, por eso es muy difícil hablar de él.

Lo que si puedo decirles, desde lo corporal, cual es el lugar que el Yoga asigna al amor y este es el que corresponde al esternón y la zona cardiaca, rodeando el corazón.

También les puedo hablar desde lo emocional diciéndoles que es muy importante abrir el corazón, para poder dar y recibir amor.

Y aquí surgen preguntas y desde luego respuestas:

¿Cómo se abre el corazón?  Dando amor.

¿Cómo se aprende a darlo?  Siendo bueno, actuando con bondad.

¿Y cómo se aprende a ser bueno?  Comprendiendo a los demás ya que comprendiendo se profundiza en el otro y la comprensión nos lleva al amor.

Para desarrollar el amor en cada uno pueden hacerse varias cosas:

1. Aprender a reconocer en uno mismo y en los otros, actos y pensamientos de amor.
2. Realizar actos de amor en conciencia, y no solo actos, ya que el amor se da también a través de la distancia y desde luego, la sola presencia en el acompañamiento.
3. Abrirse a recibir, ya que hacerlo  es permitirle al otro la oportunidad  de dar y, recibiendo, podemos conectarnos con el agradecimiento -otra forma de amor-
4. Eliminar el juicio hacia el otro y tratar ante todo de comprenderlo.
5. Ponerse en su lugar para compartir su dolor y también su alegría.
6. Animarse a vivir el amor grupal, más aun cuando existe un ideal compartido.
7. Reconocer al otro, tenerlo en cuenta. Hacerle sentir que nos importa.

Todo lo que sale de la mente debe ir acompañado de amor, todas nuestras acciones deben estar hechas con amor.

Amar, también, todo lo que existe en nuestro entorno, además de las personas: ideales, lugares, animales, plantas, nuestro hogar, nuestra calle, nuestro barrio, nuestra ciudad, nuestro país, nuestro planeta.

Amar es cuidar, prevenir, respetar, armonizar. Pensar que todo lo que tenemos y disfrutamos, debe quedar para los que vendrán.

Dar con amor, enseñar con amor, cuidar con amor, curar con amor.

El amor puede manifestarse de muchas formas: una sonrisa, una palabra amable, un abrazo, un apretón de manos, una palmada, una ayuda oportuna material o espiritual, unas líneas, un llamado telefónico, unas breves líneas, escuchar al otro.


El amor se nutre no solo por nuestros actos, sino sobre todo por las respuestas que recibimos por nuestros actos.

El amor está dentro de nosotros, hay que saber reconocerlo, descubrirlo.

Para amar hay que salir de uno mismo, hacia fuera, hacia los otros.

Y para eso hay que abrir el corazón. Para poder brindar y recibir amor.

Así será más plena nuestra vida y la de los que nos rodean.

Porque el amor se despliega, se expande. Como el Universo.

Poner amor en nuestros actos y en nuestros pensamientos es algo que necesitamos y mucho, los seres humanos en el momento que estamos viviendo en nuestra sociedad y en el mundo.

Dar amor beneficia al que lo recibe y al que lo brinda y además es el aporte que podemos dar cada uno para lograr una humanidad en la que sus integrantes se sientan hermanados, por formar parte de la familia humana.

Tenemos mucho en común: por nuestro origen y por compartir un tiempo y un espacio. Reconocer que estamos íntimamente unidos.

A partir de esto es posible desarrollar el sentimiento y la idea de hermandad.

Este tercer Sendero del Amor por los demás y lo que nos rodea
nos abre el camino hacia la comprensión profunda de los Valores Humanos,

que son la base de este Movimiento.

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